Excelencia no es perfección

Si piensas que la excelencia significa ser perfecto, te convendría leer este artículo donde te explicamos porqué la excelencia no es perfección.

En nuestro anterior artículo sobre valores RGI hablamos de la pasión. En esta oportunidad hablaremos sobre la excelencia y su aplicación como valor personal.

Raíz etimológica

Es curioso que cuando se habla de excelencia, comúnmente se conecte con la perfección. Personalmente, debo decir que cuando aprendí sobre modelos de excelencia, tuve la idea en mi mente del típico objetivo de cero errores, cero fallas, cero desviaciones.

Sin embargo, al examinar las raíces etimológicas de esta palabra, se podría concluir que la excelencia no es perfección, ya que la perfección no se encuentra incluida dentro de la definición.

La palabra excelencia proviene de la raíz ex que se refiere a “extraer de dentro hacia fuera y de abajo hacia arriba”. Por otra parte, las silabas cele provienen de la raíz kel-6, que significa “cumbre prominente”.

El hecho de que la palabra relacione el extraer lo que se lleva dentro y la referencia de elevación hacia una cumbre prominente, evoca al proceso de ascender.



Aplicación en las organizaciones

A nivel organizacional, existen varios modelos de gestión que orientan a las empresas en el logro de la excelencia. Los cuatro (4) modelos más reconocidos a nivel internacional son:

  • Deming
  • Malcolm Baldridge;
  • EFQM (European Foundation for Quality Manegement); y
  • Modelo Iberoamericano de Excelencia en la Calidad, desarrollado por FUNDIBEQ (Fundación Iberoamericana para la Gestión de la Calidad)

De hecho, cada una de las diferentes normas de gestión existentes (ISO 9001, ISO 14001, ISO 45001, entre otras) fueron diseñadas con un enfoque hacia la mejora continua.

Orientación al camino, no a la llegada

Aunque en la mayoría de las referencias se asocia la excelencia como una especie de resultado libre de defectos, lo cierto es que la filosofía de la excelencia se centra más en el proceso que en el resultado. Más en el camino que en la llegada.

De forma cotidiana se habla del producto de “excelente calidad”, del “servicio de excelencia”, entre otros ejemplos que se podrían mencionar. No obstante, muchas veces se olvida cuál fue el recorrido necesario para llegar a ese resultado.

La excelencia está en el hábito

La excelencia no es perfección, ya que la perfección se conecta con el resultado. Para ser perfecto, la clave está en los hábitos. En los hábitos se encuentra el proceso. Son las rutinas y los comportamientos los que labran el camino.

Artículos anteriores donde hemos hablado acerca de los hábitos para el liderzgo profundizan en el tema

Para quienes nos gusta el treeking (atletismo de montaña), podemos decir que dentro del camino está el aprendizaje, no en la meta de llegada. Los diferentes estados emocionales, los pensamientos, el dolor en las piernas, la falta de aire en los últimos kilómetros son los que nos fortalecen. Es en cada kilómetro recorrido donde nos pulimos y vamos, paso a paso, elevándonos. La llegada solo es un evento.

Somos excelentes por naturaleza

Por eso, podemos concluir que somos excelentes por naturaleza. Cada vez que reflexionamos en nuestros pensamientos, emociones y decisiones, estamos extrayendo autoconocimiento que yace muy dentro de nosotros mismos. Cada vez que usamos este conocimiento para mejorar, estamos elevándonos a la cumbre del crecimiento personal.

Ahora, escríbenos en los comentarios, ¿Cuáles son tus hábitos para la excelencia?


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